Amor entre líneas

No se sabe con certeza cómo se conocieron Laura Méndez de Cuenca y el poeta Manuel Acuña. Unos han afirmado que coincidieron en las sesiones de la Sociedad Nezahualcóyotl, otros defienden que fueron presentados por Gregorio Orive, compañero de la Escuela de Medicina de Acuña, en una reunión literaria celebrada en la casa donde Laura vivía con su hermana. De este encuentro surgió una relación sentimental que se vio reflejada en la poesía de ambos.

En abril de 1872 Acuña publica en El Eco de Ambos Mundos el poema «A Laura», el único que sabemos con seguridad que va dirigido a Laura Méndez, ya que en 1923 la poeta participa en un homenaje a Acuña y saca a la luz una versión manuscrita del poema que se publica en la Revista de Revistas. A pesar de que la escritora aún no había publicado sus primeros poemas, Acuña hace alusión a su talento.

Haz inclinar ante tu voz las frentes,
Y que resuene a tu canción unido
El general aplauso de las gentes.
[...]
Sí, Laura... que tu espíritu despierte
Para cumplir con su misión sublime,
Y que hallemos en ti a la mujer fuerte
Que del oscurantismo se redime.

Aunque no se puede asegurar, otros poemas de Acuña como «Gracias», «Resignación» o «La felicidad» podrían referirse a su relación con Laura. Se ha especulado que el poema «Adiós a…», publicado en marzo de 1973, puede haber sido escrito a raíz de una ruptura de la pareja.

En octubre de 1873, fruto de la relación con Acuña, nace el primer hijo de Laura Méndez. Poco después la autora tendría que enfrentarse a algunos de los acontecimientos más duros de su vida: Manuel Acuña se suicida en su habitación de la Escuela de Medicina el 6 de diciembre de 1873 y, un mes más tarde, Laura pierde también a su hijo de tan solo tres meses de edad.

Es entonces cuando la escritora publica su primer poema, «Cineraria», firmado con el seudónimo «L…», que trata el tema del dolor ante la muerte, seguramente motivado tanto por el fallecimiento de Acuña, como por el de su hijo.

[...] así también en el erial del mundo,
sin fe y sin ilusión,
con la mirada siempre en el abismo
y el alma en el dolor
perdida entre las zarzas que a mi paso
el destino arrojó,
vago al azar con la esperanza muerta
y muerto el corazón

La autora vuelve a aludir a Acuña en repetidas ocasiones. A finales de marzo de 1874, Laura publica «A***» (en versiones posteriores «Adiós») que recuerda al poema «Adiós» publicado por Acuña en 1873. Un mes después aparece «Esperanza» en El Siglo XIX, el único poema que le dedica explícitamente (publicado con la dedicatoria «A M…») y en el que llora su muerte.

Mírame desde el astro que iluminas
Llorar el alma que con tu alma pierdo;
Mírame de mi hogar entre las ruinas,                   
Temblando de pasión a tu recuerdo.
[...]
Vivir sin ti ¡Qué soledad, Dios mío!
y sin que el alma a su dolor sucumba,
El cielo de mi vida está sombrío
Y regada de lágrimas tu tumba

Si quieres saber más sobre Manuel Acuña: https://lauramendezdecuenca.art.blog/2020/03/18/manuel-acuna/

Si quieres leer la primera edición del poema «Esperanza» en El Siglo XIX: http://www.hndm.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558a3e337d1ed64f17172f8b?intPagina=3&tipo=pagina&anio=1874&mes=04&dia=26

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