
Además de su incuestionable talento para la escritura, Laura Méndez de Cuenca también formó parte de una sólida élite de maestros. En 1902 fue enviada por el gobierno mexicano a Estados Unidos con el fin de que estudiara el modelo educativo del país y poder así implantar las mejoras pedagógicas que consideraran necesarias en las escuelas de México.
De 1902 a 1904 Laura Méndez estuvo residiendo en el estado de Missouri, el lugar donde uno de los mejores pensadores de EEUU, William T. Harris, desarrolló su sistema educativo. Bajo la influencia de Hegel, Harris consideraba que la escuela era el medio que permitía conservar los valores del pasado y adaptar al individuo en la sociedad. Gracias a él, la ciudad de Saint Louis fue la primera de Estados Unidos en instaurar el kindergarten (guardería) en el sistema educativo de los colegios públicos. Cuando Méndez llegó a Saint Louis, este sistema llevaba más de veinte años teniendo éxito.
Por su gran experiencia en el sector, al haber fundado en México un jardín de niños en 1885, Laura Méndez recopiló en varios informes sus diferentes estudios sobre las escuelas estadounidenses de preescolar y primaria, basadas en el sistema educativo alemán.
“[…] El kinder alemán es, a mi juicio, más ideal que delicado, más
amoroso: propio para producir pensadores, artistas, poetas, madres
y esposas, el americano no reza con el hogar ni con las bellas artes,
el de México ha sido hasta aquí rutinario, falso, mal adaptado a
nuestras necesidades, piedra fundamental de ese romanticismo que
mina nuestra juventud y de ese sentimentalismo mal sano que nos
devora”.
Informes Pedagógicos, 1904
Tanto en México como en Estados Unidos ocupaban el cargo más maestras que maestros y, bajo el punto de vista de Méndez, en Estados Unidos ejercían su oficio con más responsabilidad, sumado al hecho de que las profesoras debían asistir obligatoriamente a conferencias pedagógicas abiertas al público. En ellas se impartían temas literarios, técnicos, científicos, musicales e incluso industriales. Sin embargo, Laura Méndez observó que en cada una de estas charlas se recalcaba el hecho de que Norteamérica siempre acogía a millones de inmigrantes y los amparaba «nacionalizándolos, educándolos y amándolos para la lucha por la vida». No tardó en mostrar su desacuerdo ante esa afirmación pero, al mismo tiempo, admitía que esta «americanización» provenía de un auténtico sistema educativo que no copiaba modelos extranjeros.
A pesar de todas las virtudes que presentaba el sistema educativo estadounidense, según Laura Méndez, en él residía un gran inconveniente, pues promovía la desintegración familiar, que afectaba especialmente a las mujeres.
“[…] En vez de americanizar a la mujer mexicana, emancipándola
enteramente, estoy porque se le instruya liberalmente, se le habilite
para luchar por su pan, cuando soltera, mal casada, o viuda, necesita
ganarlo para sí o para los suyos; no creo que debamos arrancarla del
hogar, como aquí se ha hecho, pues ni ella es feliz en medio de tanta
libertad, ni siente por ello gratitud hacia el hombre que se la ha
otorgado sino odio profundísimo, cuando no desprecio”.
Informes Pedagógicos, 1904
Cuando regresó a México con sus informes ya terminados, Laura Méndez formó parte del Consejo Superior de Instrucción Pública e influyó notoriamente en la toma de decisiones a nivel educativo. Curiosamente, a inicios de los años 20 ingresó en la universidad y acudió con regularidad para estudiar Literatura. Por esta época empezó también a gestionar su jubilación, bien merecida después de toda una vida de arduos y exitosos trabajos.